“Yo llevo una vida tranquila porque soy profesor de niños y jóvenes, pero siempre te inventan cosas”, nos dice Arturo Chumbe, el coreógrafo más famoso de la televisión. Acaba de abrir su academia de baile. Visítela en el Jr. Ayacucho 137, Miraflores.
“Me llamo José Arturo Chumbe, pero todos me dicen 'Chumbe’. Tanto extraño mi nombre que cada vez que alguien me dice 'Arturo’ siento que lo amo”. Así empieza nuestra charla con Arturo Chumbe, uno de los principales coreógrafos de la televisión peruana.
¿Cómo empezaste en el mundo de la farándula?
Por mi hermano. Él es actor y hacía teatro en la parroquia de mi barrio. Desde los ocho años hago teatro infantil. Cuando acabé el colegio, sin quererlo, seguí en el teatro. Pero en quinto de secundaria me entró el bichito del baile, antes no bailaba ni salía. Era un niño de mi casa, un boy scoutt al que le gustaban el dibujo y la pintura.
Eres de Zárate. ¿Recuerdas a los New Kids de Zárate?
Claro. Estaba chibolo pero causaron sensación, estaban en todos los eventos. Quien sí es mi amigo es el 'Pablito Ruiz peruano’, Beto Chira, quien también es de Zárate y hoy vive en Estados Unidos. Pero ellos no influenciaron, lo mío es natural. Estuve en La sirenita, donde todas las chicas eran bailarinas. Un día me pidieron que las acompañase a un casting, como no me dejaban entrar, dije que era uno de los candidatos. Lo curioso es que me seleccionaron y allí empezó mi carrera de bailarín.
Eres un coreógrafo, no necesitas ser un gran bailarín…
Es cierto. Mi carrera de bailarín solo duró tres años. Yo me volví coreógrafo sin querer, de forma empírica. Pero al año me fui a México a estudiar. Me esforcé muchísimo y, al volver, conseguí trabajo como coreógrafo de shows infantiles. Era curioso pues me pagaban como coreógrafo y como mascota del elenco, pues salía disfrazado de perro (ríe), pero ganaba más que los demás y estaba feliz. Luego pasé a ser coreógrafo de María Pía y Timoteo.
¿Te sientes creativo?
Lo soy. Escucho la música y al toque estoy armando una coreografía. Pero he estudiado: además de mi experiencia en México, he llevado clases en la Escuela de Julio Bocca, en Argentina. Viajo mucho y siempre voy a ver ballet clásico, teatro y algunos espectáculos musicales. Todo eso me inspira –por ejemplo, el trabajo de Bob Fosse y de Baryshnikov–, pero siempre me gana la revista musical porque es lo más comercial.
¿Cómo evitas la copia?
Soy inútil para eso. Lo que veo lo utilizo como inspiración. Además, he sido capaz de crear un estilo único, que es muy latin-pop. Mezclo mucho el ballet y el jazz con lo pop, fusionando mucho porque no me quedo ni en lo clásico ni en lo moderno. Si, por ejemplo, tengo que coreografiar una cumbia, la estilizo, le pongo un poco de latin-jazz.
¿Todos pueden aprender a bailar?
Sí, hasta Roberto Martínez (risas). Sucede que uno no aprende ni en una semana ni en dos, pero si tomas clases todos los días, aprendes.
Un amigo dice que uno hace el amor así como baila…
De mí, hasta ahora no se han quejado (ríe). Es más, me han dicho: “Ay, qué buen bailarín, qué tal movimiento” (risas). Lo que sí es definitivo es que el baile ayuda a conquistar a la pareja; he cautivado a mucha gente bailando… pero hoy no es mi caso: estoy solterísimo, se me corren. No deberían, pues soy un chico tímido. Por ejemplo, me voy a una fiesta y no bailo, me quedo en un costado, mirando. Quizá por eso estoy soltero.
Aquí no te podrías casar.
(Ríe). En primer lugar está mi carrera. Soy muy responsable y metódico, duermo mis horas completas, no me juergueo, soy amiguero pero no salgo.
¿Qué aprendiste con gisela?
Me ha aconsejado mucho y yo soy de escuchar. Cuando cometí errores, me ayudó a salir de ellos, sin molestarse. Pocas jefas son tan comunicativas y amables como ella. Sus consejos me están ayudando en mi empresa, pues, por ejemplo, he aprendido a delegar. Además, la admiro desde niño y mi sueño era bailar en su programa.
En el concurso mundial de baile, donde participaste con Delly Madrid, decían que tus coreografías tenían mucho teatro pero poco baile…
Los coreógrafos debemos tener una estrategia: si quienes bailan no son especialistas, es decir, bailarines profesionales, hay que disfrazar su puesta en escena. Y sobre nuestra participación en México, quizá sí nos faltó un poco más de pasos. Pero, igual, a la gente le gustó.
¿Te sientes el mejor coreógrafo peruano?
No. Sí soy uno de los más populares, pero no por algún escándalo sino porque trabajo muy duro y soy artista. He demostrado que no soy solo un coreógrafo comercial sino que puedo hacer cosas teatrales. Por ejemplo, el año pasado hice La zapatilla encantada, demostré mi capacidad, y me dieron una temporada en el Icpna.
Si yo digo “lo que hace vania masías es arte; lo que hace chumbe, algo comercial”, ¿qué piensas?
Yo creo que todo lo que hago es arte, hasta lo comercial. Como la gente me ve en la tele piensa que solo puedo hacer baile comercial, pero no es así. Por eso fui convocado al Icpna. No me importó perder dinero, pues deseaba que la gente conociese mi trabajo. RPP dijo que La zapatilla encantada fue la mejor obra infantil de 2010.
Fuente: Peru21
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