Después de estar cuatro años alejada de la televisión, Fiorella Rodríguez volvió a su casa: América Espectáculos. Además, siempre inquieta, abrió su empresa de comunicaciones: Más Medios (www.masmedios.com.pe). Que le vaya bien.
“Lo extrovertida me viene de familia. Soy la menor de cuatro hermanas. Mi papá toda la vida quiso un hijo. Como yo era la más chiquita me agarró de 'hombre’ (risas). Yo usaba el cabello chiquitito, me llevaba al estadio –en esa época era aliancista–, mi primer whisky me lo tomé con él y, además, toda la vida me habló de 'hombre a hombre’, de forma muy frontal. Mi viejo es un hombre con un kilometraje de vida muy interesante. Su carácter es lindo; su facilidad de palabra, tremenda; su personalidad, impresionante”. Fiorella Rodríguez, la conductora de América Espectáculos, nos habla de su padre.
¿Cómo se lleva con su madre?
Es mi mejor amiga. Es supertierna, superdulce, se ríe con nosotros y, al igual que mi viejo, es supersentimental. Y tengo barrio no porque haya vivido en un lugar especial –crecí en Monterrico– sino por mi padre.
¿Le debe su personalidad?
Bastante. Recuerdo algunas de sus frases: “Jamás te quedes callada. Lo que digas, siempre dilo con convicción, así la gente se va a quedar callada y atenta, escuchándote y dándote la razón” (risas). Y funciona (ríe).
La recuerdo conduciendo el programa punto de quiebre.
100% pura adrenalina (risas). ¿Paraba en ropita de baño? Claro. ¿Luciéndome? Por supuesto. Toda roja, un vacilón. Me he metido en cada cosa (risas). Estudiaba Psicología en la Richi y trabajaba de anfitriona y, luego, de maitre, en el restaurante Costa Verde –flambeo lindo, allí donde me ve, yo tengo mi sazón (risas)–. El productor de Punto de quiebre fue a comer y me convenció de participar en el programa. Como soy muy inquieta dije “ya”. Tenía buenos amigos, no invertía mucho tiempo; la pasaba mostro y me relajaba.
¿Cómo se bronceaba? usted es blanquísima…
Blanca, no, transparente, verde, míreme (y me enseña su piel). He tratado de tomar sol y me quemo a lo retro, puritas bolas rojas (risas). Para verme bronceada en el programa chancaba ladrillo y me lo ponía encima (risas). No, me embadurnaba en cremas.
¿Qué le decía su papá?
¿Mi viejo? Yo le decía: “Te has preocupado por ser siempre frontal conmigo. Si me pasa algo es por tonta, no porque no lo supiera, porque tú ya me lo enseñaste todo”.
Por entonces era más carnosita…
Por supuesto, peruanaza. Di a luz y me chupé. Mi hija tiene 12 años. Hace diez u once años que tengo esta figura y, desde entonces, me preguntan si soy anoréxica o bulímica y no lo soy, al contrario.
¿Se siente bien con su figura?
Sí. Antes pesaba 54, 55, 56; hoy 49. Le cuento algo como patas. Después de tener a mi hija me puse implantes para 'mantener las formas’ (risas). Pero mi cuerpo los rechazó; ni siquiera me podía vestir, no me podía caer ni una gota de agua. No sabe lo que sufrí. “Qué salada soy”, le dije. “Cholita, tu caso es uno en cien. Tu piel no resiste los implantes. Entonces, me dije, “a seguir trabajando”. Perdón, no soy la única mujer delgada de este país.
También usted se ha dedicado al modelaje...
Sí, hice algo, además, he coqueteado siempre con la música, pues la estudié desde chica: toco guitarra, piano, órgano. ¿Canto? Algo. En el karaoke me pierdo mal. Para ser actriz, hay que saber un poquito de todo.
Exacto, también ha sido actriz…
Hacía de mala. La pasaba bien durante toda la novela y en el último capítulo me mataban (risas). Eso sí, mis temas amorosos estaban fuera de los sets.
Después pasó a conductora de lo que, entonces, era solo un bloque de espectáculos…
Sí, pues, hoy es un programa –América Espectáculos– que dura 90 minutos. Roberto Reátegui (el director), Federico (Salazar), Veroniquita (Linares) son gente que adoro. ¿Por qué me fui? Tenía la propuesta de otro canal pero, más que eso, quería retirarme del horario por mi hija. Ahora que es grande, qué rico ha sido regresar a la tele. Además, después de cuatro años, me he encontrado con la familia que dejé: Roberto, Federico, Gonzalo, Verónica y los que están detrás de cámaras.
¿No se ha sentido desfasada? la tele es ahora otra.
No, quizá porque nunca apelé a convertirme en un personaje. Sigo siendo la misma y trato de divertirme. Cuando la cámara se apaga me vacilo igual. Si me ve disforzada, soy disforzada; si me ve exagerada, lo soy un poco. Hablo mucho con las manos.
Chollywood sí ha cambiado…
Sí. Está más movido y me encanta. Es la válvula de escape de los televidentes. Hay unos personajes deliciosos, entretenidos, que hacen que una, inevitablemente, se ría. Nosotros tratamos de darle espacio a todos: a Florcita, a Susy Díaz, a los Yaipén, a la obra de Ísola y al Globo de Oro. Claro, antes, por mi debilidad por el cine, esos 40 minutos eran para el Globo de Oro, ahora es al revés (risas).
Tiene una empresa…
Se llama Más Medios, somos cuatro socios y hacemos difusión de prensa y medios. Se nos conoce más por la difusión de conciertos, pero somos más que eso: tenemos un área de espectáculos y un área corporativa. Y tenemos secciones que nos permiten crear contenidos propios y ser una productora.
Fuente: Peru21
Comentarios
Publicar un comentario